lunes, 30 de marzo de 2009

Últimamente...

Aunque Feelberlín ha hecho las correspondientes notas de liberación y por tanto éstas deben haber llegado al correo de todos aquellos que las tengan activadas, nunca está de más recopilar lo que se ha dejado en la estantería de la Plaza del Pumarejo... Honestamente, la estantería es tan estrecha, tan poquita cosa, que no sé cómo pueden haber cabido todos estos libros:

-Safo de Lesbos, de Peter Green.
-Desgracia, de J.M. Coetzee.
-Las edades de Lulú, de Almudena Grandes.
-Te di la vida entera, de Zoe Valdés.
-El verano, de Albert Camus.
-El Silmarillion, de J.R.R. Tolkien.
-Hongos de Yuggoth y otros poemas fantásticos, de H.P. Lovecraft.
-Oscuro como la tumba en que yace mi amigo, de Malcolm Lowry.
-La sombra del chamán, de Luis Miguel Arza.
-La huida de Morgan, de Colleen McCullough.
-No se lo digas a nadie, de Harlan Coben.
-Abbadón el exterminador, de Ernesto Sábato.
-Santuario, de Ernesto Sábato.
-Juegos de poder. Politika, de Tom Clancy.
-El club Dante, de Mathew Pearl.
-Cuando fui mortal, de Javier Marías.
-La mirada del otro, de Fernando G. Delgado.
-El negociador, de Frederic Forsyth.
-En el nombre del padre, de Gerry Conlon.
-El enigma del cuatro, de Dustin Thomason, Ian Caldwell.
-En la oscuridad, de Ian Rankin.
-Un mundo para Julius, de Alfredo Bryce Echenique.
-Servidumbre humana, de W. Somerset Maughan.
-El lazarillo de Tormes, Anónimo.
-Panamá, Panamá, de Alberto Vázquez Figueroa.
-La jota de corazones, de Patricia Cornwell.
-Dos días de septiembre, de José Caballero Bonald.
-Y todos los hombres serán hermanos, de Johannes M. Simmel.

Además de liberar tantísimo, Feelberlín ha cazado un libro de los que ya teníamos allí, La Celestina, de Fernando de Rojas.

Por último, no pude avisar con antelación porque hasta las once de la mañana no me dijeron que el sábado a las doce había una manifestación contra la crisis y todos los de la Bibliopuma y Hacklab se iban a dicha manifestación, con lo cual no hubo puesto en el Mercadillo ni actividad becera alguna. Lamento las molestias a quien se pasara ex-profeso, pero me avisaron cuando casi estaba saliendo de mi casa para allá, así que no pude indicar en ningún parte que se suspendía todo.

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