Ayer llegamos todos temprano, antes de las once, pero entre los compromisos posteriores, que el hijo de unos de los beceros estaba más interesado en meterse en las fuentes que en dejar los libros, que uno de los pulpos que sujetaba la caja de libros al transportín de la bicicleta se enganchó en el eje de una rueda y que una de las bolsas de papel en la que también llevábamos libros se desfondó, fue una liberación rápida y accidentada. Las fotos previas a tanto movimiento podéis verlas a continuación:
Ahora, a ir reuniendo libros para la próxima.
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